Bodas de Plata de la Coronación Canónica de Nuestra Señora de El Buen Suceso

Revelación del año 1628.- Nuestro Señor anuncia en Quito la expansión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús







Amemos al Sagrado Corazón de Jesús. Esforcémonos porque esta devoción triunfe auténticamente en todos los hogares, en todos los ambientes y sobre todo en todos los corazones. Sólo así conseguiremos reformar al hombre contemporáneo.

                                                         Plinio Corrêa de Oliveira





En Honor al Mes del Sagrado Corazón de Jesús ponemos a consideración de todos los devotos de la Santísima Virgen de El Buen Suceso un hecho extraordinario como todos los que circundan esta singular devoción.


Se trata de una visión que tuvo la Sierva de Dios Madre Mariana de Jesús Torres,  dos meses y medio antes de su partida al Cielo junto a Aquella que era la “Estrella de su mar proceloso”.


Podrá el lector aquí apreciar cómo esta premonición sería una Providencial clarinada anunciando que una devoción sin par prontamente sería dada a conocer a los hombres, esparciéndose a través de los siglos por todo el orbe católico. Devoción tan sublime a aquel “Corazón que tanto amó a los hombres, que no ahorró nada hasta agotarse y consumirse  y que no recibe en reconocimiento de la mayor parte de ellos sino ingratitud”


Consagración del Ecuador al Corazón de Jesús
Coronando de buena forma este artículo, al final del mismo publicamos el texto íntegro de la Consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, hecha por el mayor Estadista del Siglo XIX, unos de los Mártires de nuestro Continente y el más grande Presidente  ecuatoriano, don Gabriel García Moreno, el 25 de Marzo de 1874.







Visión en el día de los Difuntos




El 2 de Noviembre de 1634, la Madre Mariana rezaba desde muy temprano al Sagrado Corazón de su Divino Esposo, pidiendo por las santas almas que expiaban sus faltas en el purgatorio. Y con austera penitencia ansiaba lograr la introducción final en el Cielo de un número considerable de ellas, alargando sus oraciones hasta las tres de la madrugada.


Una hora después, a las cuatro, se iniciaba en el Convento el rezo del Oficio Parvo, en medio del cual y sin con esto motivar la más mínima distracción, Nuestro Señor le mostró las penas de las almas en el purgatorio, y sobre todo las de las almas religiosas, quienes padecían con mayor intensidad y profundidad, conforme la importancia de su vocación, pues  “a quien mucho se le da, mucho se le pedirá”.


Luego de recibir la Comunión,  la Madre Mariana pudo contemplar al Corazón de Jesús lleno de abundantes y pequeñas espinas que lo atormentaban cruelmente provocando al Redentor llantos, quejidos y suspiros de dolor inimaginables.


Esta dolorosa visión provocó en la Madre Mariana, quien temblaba de doloroso amor,  un impacto tal pues a su saber, las pequeñas y tan hirientes espinas que atravesaban el Corazón de Jesús diferían de las gruesas y largas puntas que los evangelios señalan al narrar la Coronación del Rex Judeorum.


La santa Fundadora del Monasterio de la Inmaculada Concepción de Quito, que durante toda su vida había seguido con su propia cruz los pasos de la Pasión de Cristo, llevando tras de sí todos los dolores internos y externos, contemplaba ahora al Corazón de Jesús atormentado terriblemente. Se preguntaba ella si acaso no habían sido suficientes los padecimientos  que obraron la redención del mundo. Por esto, indagó de Nuestro Señor el significado de tales tormentosas aunque diminutas espinas, a lo que el Salvador le respondió en medio de un profundo suspiro:


 “¡Ay Esposa querida! Este Mi Corazón que ahora ves punzado de crueles y muy pequeñas espinas quedará oculto durante cierto tiempo para ser mostrado a los mortales después de algunos siglos”.


Nuestro Señor agregó que tal manifestación se haría por medio de un Alma religiosa en tiempos de extrema calamidad. La Madre Mariana pudo contemplar de quien se trataba así como la marcada soledad y los desprecios y persecuciones que en un futuro dicha alma recibiría de las autoridades tanto fuera como dentro de su convento.


“Las pequeñas espinas – continuaba Nuestro Señor – significan las faltas graves y leves de las Almas Religiosas, quienes tras ser favorecidas con una lluvia de Gracias, optan por la indiferencia. Acusando incluso  de cruel a la Providencia Divina, abandonándome y dejándome solo. Decaerá su espíritu como una flor marchita, clavándome con este ingrato proceder las pequeñas espinas que punzan tan cruelmente mi Corazón”.




Extinción de la fe en el siglo XX




Luego, el Corazón de Jesús  revelaría la grave indiferencia religiosa que asola nuestros días así como la falta de entrega de todos quienes en menor o mayor medida son llamados a reencender la luz de la fe, hoy ya casi apagada :


“Habrá tiempos en que la teoría será moneda corriente en sabios e ignorantes, en Almas Religiosas y aun en gente común. Se escribirán muchos libros, pero la práctica de la virtud apenas se encontrará en contadas almas, siendo esta la causa de escasear los santos. Precisamente por esto, caerán dichas almas en una indiferencia fatal, cuyo hielo apagará el fuego del Amor Divino, punzando mi Corazón con estas espinas que ves”


“Ay, si supieras, si te fuera dado comprender el sufrimiento que me acompañó desde la Encarnación en el Seno de mi Madre Virgen, sufrimiento motivado por la falta de  correspondencia al diluvio de Gracias que anega a las Almas Religiosas”


“Has de saber que la Justicia Divina suele descargar terribles castigos a naciones enteras, no tanto por los pecados del pueblo, tanto por los de las personas entregadas a la Religión, porque estas son llamadas a ser Maestros de la Verdad y pararrayos de la Ira Divina”


Al finalizar la visión, la Madre Mariana parecía transformada en una nueva criatura, en un Ángel, en un Serafín, y transmitió de inmediato, como dardos encendidos, las palabras lastimeras del Corazón de Jesús a las demás religiosas, quienes alcanzaron tal unión espiritual que el  Convento inundándose de un inmenso amor a Dios llegó a parecer una antesala del Cielo. Esta unión para con Dios Nuestro Señor, con toda certeza alejaría muchos castigos de la ingrata y culpable, entonces colonia.




Consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús


"Este es, Señor, vuestro pueblo. Siempre, Jesús mío, os reconocerá por su Dios. No volverá sus ojos a otra estrella que a esa de Amor y de Misericordia que brilla en medio de vuestro pecho, santuario de la Divinidad, arca de vuestro Corazón.


Mirad Dios nuestro: gentes y naciones poderosas traspasan con muy agudos dardos el dulcísimo seno de vuestra Misericordia. Nuestros enemigos insultan nuestra Fe, y se burlan de nuestra esperanza, porque las hemos puesto en Vos.


Y, sin embargo, este vuestro Pueblo, su jefe, sus Legisladores, sus Pontífices, consuelan a vuestro Vicario, enjugan las lágrimas de la Iglesia; y confundiendo la impiedad y apostasía del mundo, corren a perderse en el océano de Amor y Caridad que les descubre vuestro suavísimo Corazón. 



Cuadro Original, delante del cual se realizó la Consagración del Ecuador. Basílica del Voto Nacional

Sea, pues, Dios nuestro, sea vuestro Corazón el faro luminoso de nuestra Fe, el áncora segura de nuestra esperanza, el emblema de nuestras banderas, el escudo impenetrable de nuestra flaqueza, la aurora de una paz imperturbable, el vínculo estrecho de una concordia santa, la nube que fecunde nuestros campos, el sol que alumbre nuestros horizontes, la vena en fin riquísima de la prosperidad y abundancia que necesitamos para levantar templos y altares donde brille, con eternos y pacíficos resplandores, su santa y magnífica gloria.


Y pues nos consagramos y entregamos sin reservas a vuestro divino Corazón, multiplicad sin fin los años de nuestra paz religiosa; desterrad de los confines de la Patria la impiedad y corrupción, la calamidad y la miseria. 


Dicte nuestras leyes vuestra Fe; gobierne nuestros tribunales vuestra justicia; sostengan y dirijan a nuestros jefes vuestra clemencia y fortaleza; perfeccione a nuestros Sacerdotes vuestra sabiduría, santidad y celo; convierta a todos los hijos del Ecuador vuestra Gracia, y corónelos en la Eternidad vuestra Gloria: para que todos los pueblos y naciones de la tierra contemplando, con santa envidia, la verdadera dicha y ventura del nuestro, se acojan a su vez a vuestro amante Corazón, y duerman el sueño tranquilo de la paz que ofrece al mundo esa Fuente pura y Símbolo perfecto de amor y caridad. Amén". (Oración escrita por el Padre Manuel José Proaño, S. J., coordinador general de la preparación del pueblo ecuatoriano para su consagración al Sagrado Corazón de Jesús el 25 de Marzo de 1874).

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús y la Contra-Revolución








            La devoción al Sagrado Corazón de Jesús se encuentra en la raíz de todos los movimientos contra-revolucionarios (*) mayores o menores, más conocidos o menos, que surgieron a partir del momento en que Santa Margarita María recibió esa revelación en el siglo XVII. Ella recibió la incumbencia de, en nombre del Sagrado Corazón de Jesús, pedir al rey Luis XIV, que consagrase Francia al Sagrado Corazón y que pusiese en las armas de Francia el Corazón de Jesús.


Luis XIV
          Con esa incumbencia se prometía al rey que desde que él se resolviese a atacar a los enemigos de la Iglesia, el Corazón de Jesús lo ampararía, conduciría su reinado a una gran gloria, etc., etc. [cfr. Marguerite-Marie Alacoque, Vie et oeuvres, Saint Paul, Paris-Fribourg, 1990, t. II, pp. 335-337, 343-344, 435-436].


          Lo que el Sagrado Corazón de Jesús estaba esperando de Luis XIV es que éste cambie la orientación que tenía y se pusiese a la cabeza de la Contra-Revolución. Una vez que hiciese eso, habría para él un reinado de gloria y habría para Francia un verdadero apogeo, pero un apogeo católico. Es evidente que en ese caso, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se habría extendido por el mundo entero; habría habido, en Francia, clima para la predicación de San Luis Grignion de Montfort y para que también se generalizasen por el mundo entero ―San Luis Grignion de Montfort también vivió en el tiempo de Luis XIV― y se habría conseguido evitar la Revolución Francesa. Mediante ese pedido hecho al rey, la Revolución, en la forma que tenía al tiempo de Santa Margarita María, se habría estancado; la forma pésima que tomó después y que fue la Revolución Francesa, se habría evitado.



Jean Chouan
      Por lo tanto, esta devoción, luego en su primer movimiento, en su primera indicación de parte del Sagrado Corazón, tiene un sentido nítidamente contra-revolucionario,

      Varios movimientos contra-revolucionarios que se desarrollaron en los siglos XVIII y XIX tenían ligación con el Sagrado Corazón. Los “chouans” por ejemplo, llevaban el Sagrado Corazón de Jesús en el distintivo, y esa devoción ha sido, invariablemente, preconizada por los buenos, ha inspirado a los buenos y ha sido para ellos una causa de aliento, en cuanto ha sido detestada por los malos.



¿Qué dicen los malos contra la devoción al Sagrado Corazón de Jesús?  


         En primer lugar una cosa que piensan ser un argumento decisivo: “¿Por qué adorar al Corazón de Jesús? ¿No podríamos hacer una linda devoción a las sagradas manos de Jesús? ¿A los sagrados ojos de Jesús? Entonces descomponemos blasfemamente a Jesús y vamos a hacer una adoración a cada parte del cuerpo. Entonces, hacemos una adoración a las orejas, que oyen todas las súplicas del hombre, a la boca, que habló, a las manos que bendijeron. Entonces, no vale la pena hacer esa devoción”.

  
“Después, dicen ellos, es una devoción sentimental. El corazón es el emblema del sentimiento para el sentimentalismo. Por lo tanto es una devoción sentimental sin contenido teológico y no debe ser admitida”.

En realidad, la Santa Sede, varias veces, por medio de documentos pontificios solemnes, sustanciosos, magníficos, recomendó esa devoción (por ejemplo la encíclica Inscrutabile divinae sapientiae del Papa Pío VI, en 1775); cubrió de indulgencias la devoción de los primeros viernes, vinculadas a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Ella aprobó y estimuló la construcción de iglesias, altares e imágenes en alabanza del Sagrado Corazón.

La Iglesia ha aprobado esa devoción de modo superabundante y tiene todo para merecer nuestra confianza. Por otra parte, ese argumento de que no se puede tener una devoción a cada parte del sacratísimo cuerpo de Nuestro Señor, no tiene sentido ninguno. De hecho, privadamente hablando, podemos adorar a Nuestro Señor en sus manos santísimas, podemos y debemos adorarlo en sus ojos infinitamente expresivos, significativos, regios, doctorales y salvadores. Pensar que con una sola mirada regeneró a San Pedro, y adorar a Nuestro Señor inclusive en sus ojos divinos, evidentemente es una cosa que se puede hacer.

Apenas que la Iglesia, que tiene mucho el sentido del ridículo, y que comprende que el ridículo queda a un paso de los sublime, comprende que los espíritus vulgares tendrían facilidad en poner sarcasmo contra una cosa que así desmembrada realmente choca un poco a la sensibilidad humana, pero que nada tiene de contrario al raciocinio y que puede hacerse hasta muy adecuadamente. Por ejemplo, se cuenta de las piedras de la vía sacra ―sobre todo de una― en el camino de Nuestro Señor, que tendría la marca de sus pies divinos. Al adorar sus pies divinos en cuanto pisaron la tierra para enseñar, en cuanto se cubrieron del polvo de los caminos para enseñar y salvaY hasta es un lindo modo para que adoremos a Nuestro Señor Jesucristo que nos unamos a las disposiciones y meditaciones de Nuestra Señora, en la ocasión en que Nuestro Señor fue descendido de la cruz, cuando Ella tuvo su cuerpo sacratísimo en sus brazos, exangüe. Ella contempló cada parte de ese cuerpo golpeado con un dolor, con una profundidad de conceptos, de amor, de veneración, de respeto, de cariño. Ella consideró cada una de esas partes; adoró, ciertamente, cada una de esas partes en su significación y su función especifica; midió la ofensa hecha a la divinidad en haber flagelado aquella parte y con eso ―al final de cuentas― Ella practicó esa devoción.r, para combatir el mal, adorar esos pies en cuanto sirvieron para cargar la cruz, en cuanto se llenaron de sangre para nuestra redención, en cuanto soportaron los clavos de la Pasión, es perfectamente verdadero, legítimo, necesario.




   Y hasta es un lindo modo para que adoremos a Nuestro Señor Jesucristo, para unirnos a las disposiciones y meditaciones de Nuestra Señora, en la ocasión en que Nuestro Señor fue descendido de la cruz, cuando Ella tuvo su cuerpo sacratísimo en sus brazos, exangüe. Y contempló cada parte de ese cuerpo golpeado con un dolor, con una profundidad de conceptos, de amor, de veneración, de respeto, de cariño. Ella consideró cada una de esas partes; adoró, ciertamente, cada una de esas partes en su significación y su función especifica; midió la ofensa hecha a la divinidad en haber flagelado aquella parte y con eso ―al final de cuentas― Ella practicó esa devoción.

Por lo tanto, es apenas una cuestión de conveniencia, una cuestión de sentido de las apariencias, sentido de las proporciones, si osase expresarse así, que hace que la Iglesia no promueva la adoración de cada una de las partes del cuerpo de Nuestro Señor.



Aparición del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Ma.Alacoque
¿Qué es, propiamente, la devoción al Sagrado Corazón?  

 Es la devoción al órgano de Nuestro Señor, que es el Corazón. Pero en la Escritura, el corazón no tiene el significado sentimental que tomó más o menos a finales del siglo XVIII, y con certeza en el siglo XIX; no expresa el sentimiento. Cuando la Escritura dice: “A ti te di mi corazón: yo te buscaré”, el corazón ahí es la voluntad humana, es el propósito humano, es propiamente, la santidad humana. Ahí cuando Nuestro Señor dice eso, dice: “en mi voluntad santísima, Yo quiero”. El Evangelio dice: “Nuestra Señora guardaba todas esas cosas en su corazón y las meditaba”. Los Sres. perciben que no es el corazón sentimental, sino la voluntad de Ella, el alma de Ella que guardaba aquellas cosas y pensaba sobre ellas. El corazón es la voluntad de la persona, su elemento dinámico que considera y pondera las cosas. El Sagrado Corazón de Jesús es la consideración de eso en Nuestro Señor, simbolizado por el corazón, porque todos los movimientos de la voluntad del hombre pueden tener en el corazón una repercusión. En ese sentido, entonces, es el órgano adecuado para expresar eso. Y es en ese sentido, entonces, que se adora al Santísimo Corazón de Jesús.

Por correlación, por conexión, existe la devoción inmensamente significativa del Inmaculado Corazón de María. El Inmaculado Corazón de María es un sagrario dentro del cual encontramos al Sagrado Corazón de Jesús.

Nuestro Señor prometió un caudal de gracias a quien practicare la devoción al Corazón de Jesús, con promesas extraordinarias a quien hiciere la práctica de los nueve primeros viernes (VER AL FINAL DE ESTE ARTÍCULO). Lo más notable de esas promesas es que las almas no morirán sin tener la gracia especial de arrepentirse antes. No quiere decir que ellas ciertamente irán para el cielo. Quiere decir que tendrán una gran gracia antes de morir; no quiere decir que van percibir que van a morir, sino que en el momento relacionado con la muerte, ellas tendrán una gran gracia, tan grande que se pueden tener de su salvación todas las esperanzas. 

Empeño de la Iglesia en que esta devoción sea conocida 


    Vemos entonces cuánto empeño hay en la Iglesia en que esa devoción sea conocida, sea apreciada, sea medida con la razón, porque devoción sentimental no tiene sentido. Devoción varonil es la que procura conocer la razón de ser de la cosa y ama aquello por su razón de ser; así es que un hombre y una mujer fuerte piensas a respecto de las cosas de piedad. Entonces pensar en eso significa que dirijamos nuestra alma al Corazón de Jesús como fuente de gracias, calculadas para la época de Revolución, calculada para las épocas difíciles que deberían venir y pedir que el Corazón de Jesús, regenerador por la sangre y por el agua que de Él salió, nos lave. Esto es propiamente la oración magnifica que se debe considerar en los viernes y, sobre todo, en el primer viernes del mes, y en el Viernes de la Pasión.


Termino insistiendo en este punto. Aquel centurión que perforó un una lanza el Corazón de Jesús, al practicar ese acto de violencia contra ese verdadero sagrario que era el Corazón Sagrado de Jesús, salieron del costado de Nuestro Señor sangre y agua, una parte cayó en sus ojos, y él inmediatamente se curó y recuperó la vista. Para nosotros eso es altamente elocuente.


Quiere decir que quien tiene devoción al Sagrado Corazón de Jesús puede pedir una gracia igual, no para la vista física, sino para la vista mental, y por tanto, si queremos tener el sentido católico y de la Contra-Revolución, si queremos tener la percepción de cómo la Revolución y la Contra-Revolución trabajan en torno de nosotros, si queremos tener el sentido para distinguir en nosotros lo que es revolucionario y contrarrevolucionario, si queremos tener conocimiento de nuestros defectos, si queremos tener conocimiento de las almas de los otros para hacer bien a los otros, si queremos tener un buen discernimiento para los estudios, si queremos tener la distancia psíquica para tener equilibrio mental y nervioso y para curarnos ―cuanto sea posible― de las perezas de todo orden, podemos y debemos recurrir al Sagrado Corazón de Jesús que, con una gracia brotada de Él ―como el agua que curó al centurión― pueda eliminar la ceguera de nuestras almas, porque estamos llenos de cegueras de todos los grados y tipos.

Pidamos al Sagrado Corazón de Jesús, por intermedio del Corazón Inmaculado de María ―porque sólo así, por intermedio de Nuestra Señora es que se obtiene de Él las gracias que nos curen de esa múltiple ceguera―, y habremos hecho un esplendido pedido y estaremos camino de conseguir una gracia magnífica.   


(Hasta aquí, extractos de una conferencia dictada por el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira el 4 de Marzo de 1965, en la ciudad de Sao Paulo, Brasil)

* El término Revolución mencionado en éste como en otros artículos de este blog, se refiere al utilizado por el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira en su libro Revolución y Contra - Revolución. Exposición de carácter histórico, filosófico y sociológico de la crisis de Occidente, desde el Humanismo, el Renacimiento y el Protestantismo hasta nuestros días. (São Paulo, 1959)

Las promesas del Sagrado Corazón de Jesús 
 
Nuestro Señor prometió a Santa Margarita de Alacoque, que si una persona comulga los primeros viernes de mes, durante nueve meses seguidos, le concederá lo siguiente: 
Les daré todas las gracias necesarias en su estado de vida. 
Estableceré la paz en sus hogares. 
Los consolaré en todas sus aflicciones. 
Seré su refugio en su vida y sobre todo en la muerte. 
Bendeciré grandemente todas sus empresas. 
Los pecadores encontrarán en Mi Corazón la fuente y el océano infinito de misericordia. 
Las almas tibias crecerán en fervor. 
Las almas fervorosas alcanzarán mayor perfección. 
Bendeciré el hogar o sitio donde esté expuesto Mi Corazón y sea honrado. 
Daré a los sacerdotes el don de tocar a los corazones más empedernidos. 
Los que propaguen esta devoción, tendrán sus nombres escritos en Mi Corazón, y de El, nunca serán borrados. 
Nueve primeros viernes: Yo les prometo, en el exceso de la infinita misericordia de mi Corazón, que Mi amor todopoderoso le concederá a todos aquellos que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final; no morirán, en desgracia ni sin recibir los sacramentos. Mi divino Corazón será su refugio seguro en este último momento.
Sagrado Corazón de Jesús, venga a nosotros tu Reino !!!